Durante el embarazo, los cambios de estado de ánimo de la madre son comunes. Es necesario estar al tanto de la duración e intensidad con la cual se presentan, ya que los cambios en la química del ambiente del útero impactan en el desarrollo del bebé.
El embarazo representa un cambio en el estilo de vida, principalmente para la madre, es importante para ella contar con espacios que le brinden seguridad y escucha.
El acompañamiento será fundamental en las diferentes etapas del embarazo. Se puede realizar de distintas maneras, desde proporcionarle información a la madre para los cuidados de sí misma y el bebé, establecer contacto mediante la interacción y cercanía, así como acompañarla a las consultas médicas.
En el momento del nacimiento la necesidad fundamental es la protección, porque constituye una característica importante para el establecimiento de vínculos emocionales.
La protección implica cuidar de sus necesidades básicas como alimentación y cuidados de su salud e higiene, además de estimular el crecimiento y desarrollo mediante el contacto físico, social y emocional.
Es importante que durante las rutinas de cuidado puedas interactuar y jugar con el bebé, además de cubrir una necesidad para su desarrollo, se establece cercanía mediante la interacción cuando le hablas, lo cargas para arrullarlo y responder a sus gestos o sonidos.
Una vez que el bebé llegue a casa será importante establecer espacios adecuados para atender sus necesidades y al mismo tiempo, considerar los espacios destinados a cada integrante de la familia.
Considera que la rutina cambiará y que la adaptación de la familia dependerá del establecimiento de acuerdos y roles, así como de las actividades personales.
En los primeros años de vida, las interacciones sociales desempeñan un papel crucial en el desarrollo de un niño. En este periodo formativo, madres, padres y cuidadores se convierten en las figuras principales que influyen en la seguridad emocional del menor. Descubre la importancia de estas interacciones y cómo moldean las bases para un crecimiento saludable y conexiones familiares duraderas.
Figuras Clave
Madres, padres y cuidadores son los pilares esenciales en la vida de un niño durante la primera infancia. Estas figuras desempeñan un papel único y vital en su desarrollo emocional y social.
Impacto en el Desarrollo
Cada acción y palabra de estas figuras de cuidado impacta profundamente en el desarrollo del niño. Desde el consuelo hasta las enseñanzas diarias, estas interacciones construyen las habilidades emocionales y sociales que formarán la base de su identidad.
Actividades Familiares
Incorporar actividades que involucren a toda la familia crea momentos significativos. Desde cambiar pañales juntos hasta compartir momentos de comida, estas experiencias fortalecen los lazos familiares y contribuyen al desarrollo integral del niño.
Tiempo en Familia
Encontrar tiempo para estar juntos como familia es crucial. Compartir responsabilidades, ya sea en el baño, durante la alimentación o en otros aspectos del cuidado del bebé, refuerza los lazos familiares y crea una base sólida para su crecimiento.
Beneficios a Largo Plazo
Las interacciones tempranas y positivas con estas figuras de apoyo no solo impactan el presente, sino que también establecen cimientos sólidos para el futuro. El desarrollo emocional saludable y las conexiones familiares duraderas son beneficios a largo plazo de estas experiencias tempranas.
Lo elemental tiene que ver con tener disposición y sensibilidad para estar cerca de tu bebé mediante expresiones de cariño; cogerlo en brazos, mirarlo y hablarle de manera cariñosa.
Hay que procurar rutinas para manifestar protección y atención sin caer en la sobre protección.
Por medio de la atención, brindársela es fundamental, esto significa estar pendiente de cuándo intenta comunicarse, es decir, hay que notar en qué momento expresa agrado o desagrado de algo, sus gestos, balbuceos o verbalizaciones mono o bisílabas, de manera que el cuidador pueda responder adecuadamente.
Creen un entorno seguro para que el bebé pueda explorar sin ningún riesgo, pues en esta etapa comienza a crecer el interés por explorar su mundo.
El bebé es más activo y ha desarrollado sus preferencias
Se deben establecer rutinas porque el bebé aprende a anticipar eventos de la repetición de actividades.
Cuando hay un orden constante, el bebé tiene muchas más posibilidades de adecuar y anticipar su conducta.
Un factor esencial que se debe tener en cuenta es el adecuado desarrollo del apego para poder elaborar una estrategia sobre la forma en que se abordará la separación, lo anterior basado en el establecimiento de rutinas que facilitarán la separación y reducirá la ansiedad del bebé.
Para profundizar, te recomendamos leer sobre "la permanencia del objeto", una característica del desarrollo intelectual que se asocia a los apegos [Sección 7 a 9 meses, desarrollo cognitivo].
El principal beneficio es la seguridad en las acciones realizadas por el bebé, lo que fomenta en él a seguir experimentando. Posteriormente a alcanzar metas más altas.
Se favorece el crecimiento en el ámbito emocional, se fortalece la identidad y carácter.
A medida que su hijo se acerca al año, comienza a familiarizarse con su hogar y el concepto de familia. Comienza a expresar sus emociones en una variedad más amplia, se involucra en la realización de actividades por sí mismo y busca la validación y aprobación de las personas cercanas a él.
En esta etapa, su hijo puede
Encariñarse abiertamente con usted y otros miembros.
Comienza a preferir ciertas bromas o acciones divertidas y las repite él mismo.
Cooperar contigo en algunas acciones y detestar otras.
Comienza a tener rabietas cuando las cosas no salen como él quiere.
Busque su validación por hacer algo bueno o comience a aplaudirse a sí mismo.
Empiece a tener un sentido de autoestima y manténgase comprometido a veces.
Los padres ayudan a fomentar las habilidades socioemocionales para que los niños desarrollen relaciones saludables con amigos y familiares.
Incluso cuando es un bebé, su pequeño se da cuenta de cómo responde a sus necesidades sociales y emocionales. Se sienten seguros en casa y en su presencia.
Aprenden a sentir empatía, responder a las emociones de los demás y decir "lo siento", siguiendo su ejemplo.
Señales de un problema con el desarrollo emocional de su bebé:
Enfrentar problemas con el desarrollo emocional puede oscilar en ambos sentidos. Su hijo podría tender a no controlar sus emociones, lo que provocaría frecuentes crisis nerviosas y berrinches.
Por otro lado, podría estar atrofiado emocionalmente y no entender las señales o los matices sociales. Esto puede resultar confuso para los padres, ya que casi todos los bebés muestran signos de ambos espectros ocasionalmente. Pueden enojarse por algo específico, o pueden encerrarse en sí mismos y preferir jugar solos.
Por lo general, los problemas están presentes si su hijo continúa asustado y preocupado todo el tiempo. Una pequeña interacción con un extraño podría desencadenarlo, lo que lo llevaría a llorar por períodos prolongados. Esto podría causarle problemas, ya que podría tener dificultades para dormir y seguir despertándose sobresaltado o negarse a alimentarse también.
La exposición a un nuevo entorno o cuando las cosas no salen según lo planeado o algo inesperado puede hacer que su hijo parezca perturbado o irritado. El niño podría entonces expresar su irritación en forma de ira o rabietas, lo que también podría implicar tirar cosas.
Tu pequeño también podría estar completamente desinteresado en todo lo que sucede a su alrededor.
Consígale un juguete nuevo, llévelo a un lugar nuevo, o enséñele un juego nuevo, nada parece hacer la diferencia. Puede parecer letárgico, lo que no quiere decir que duerma demasiado, pero no querrá moverse mucho ni quedarse mirando su juguete favorito sin hacer el esfuerzo de ir a buscarlo.
Algunos de estos problemas también pueden comenzar a manifestarse en forma física. La falta de manejo de las emociones también genera una tensión indebida en el cuerpo, lo que conduce a frecuentes dolores de cabeza, problemas estomacales, indigestión, etc. El letargo de tu hijo podría incluso ocultar una enfermedad o una fiebre que podrías descubrir en una etapa posterior.
Dé el primer paso para iniciar la comunicación. Cada vez que note que su hijo no está en un estado mental normal, háblele con la mayor calma y dulzura posible y pregúntele qué le pasa.
Hágale saber a su hijo que está bien sentirse frustrado y que hay una manera correcta de expresarlo. Esto se puede hacer mostrándole cómo lidiar con los problemas. Tal vez esté buscando su juguete, así que hable en voz alta sobre su proceso de pensamiento. Esto podría ayudarlo a responderte.
Opte por usar expresiones faciales más simples cuando hable. Evita el sarcasmo o las emociones complejas, ya que tu bebé no tiene la edad suficiente para entenderlas. La alegría, la tristeza, la ira y la calma son claramente visibles en la cara.
Si su hijo tiene rabietas frecuentes, córtelas de raíz en el momento en que sienta que se avecina. Distráigalo o haga algo divertido para calmarlo.
Hay ciertas actividades para el desarrollo emocional de los bebés que puede comenzar a realizar a medida que crece. Esto le enseñará a manejar sus propias emociones de forma independiente y no recurrir a tu ayuda cada vez.
Deje que se sienta seguro donde está y dé pequeños pasos para explorar lo desconocido. Tiene que haber un equilibrio adecuado entre empujarlo a probar algo nuevo y darle tiempo para ponerse al día.
Los pequeños de esta edad aprenden mucho de las personas que los rodean. Usted es el modelo a seguir que su hijo siempre admirará a medida que aprende más sobre el mundo y cómo se comportan las personas.
Asegure el correcto desarrollo emocional, manteniendo el ambiente en el hogar lo más propicio posible para el niño. Cuando todos en casa se comportan de la manera correcta, su bebé lo imitará solo en casa y también en el mundo.
Tiene que ver con la posibilidad de comenzar un proceso de socialización en el que niñas y niños conocen y aprenden nuevas creencias, comportamientos, sentimientos y formas de integración.
Lo más importante es estar presente y hablar sobre lo que los niños y niñas están sintiendo y cómo lo están sintiendo, así como explicarle la importancia que tiene el expresarlo, además de ayudarle a construir acciones que los ayuden a sentirse acompañados y protegidos.
Puede:
Fomentar la relación con otros niños. Presentar a nuestro hijo a los demás si es muy tímido, animarle a que hable y juegue con ellos.
Inventar o leer historias, aparezcan diferentes emociones, identifíquenlas y nómbrenlas.
Prepáralo antes de que vaya a la escuela, habla con él o ella de lo que le agobia, de lo que le da miedo, escúchalo atentamente y hazle saber que cuenta contigo.
Hacerlo sentir importante y acompañado en su experiencia de desarrollo y aprendizaje, a partir de actividades que involucren reconocimiento de sus características, potencialidades y necesidades particulares.
Es importante comprender la necesidad de favorecer un proceso de diálogo en los niños, de modo que identifiquen cuál fue el motivo del conflicto y que asuman su responsabilidad correspondiente.
Al identificar cómo les afectan las acciones del otro, los niños toman conciencia del impacto que tienen sus acciones en el otro, posibilitando proponer una alternativa para resolver el conflicto, favoreciendo así una lógica de corresponsabilidad emocional.
Es importante entender que las emociones tienen impacto en el cuerpo, por lo que se recomienda 4 puntos de atención.
Contención física: realizar una acción física (como un abrazo respetuoso y afectuoso) para recuperar la atención del niño.
Estabilizar la respiración: se conseguirá con ejercicios sencillos de respiración, haciendo que el niño observe cómo su cuerpo se relaja poco a poco. Así, se asumirá con herramientas personales para enfrentar situaciones similares.
Validación: es importante para el niño poner en palabras lo que sucede, para ello, se le escuchará, y permitirá expresar sus emociones sin presionarlo o saturar de preguntas.
Herramientas resilientes: es importante que el niño pueda proponer algún plan de acción en caso de que vuelva a vivir una situación similar (es importante apoyarlo en el proceso).
Si bien, es importante el desapego materno en los niños, sigue siendo un individuo en pleno proceso de maduración psicológica y emocional, por lo que habrá que mantener un vínculo afectivo estrecho para poder detectar indicadores con mayor facilidad como incontinencia urinaria o fecal, exceso o carencia de sueño y/o apetito, aislarse, conductas auto lesivas.
Es fundamental para los niños aprender el valor del "No", por eso, es importante que el adulto asuma su rol de guía de confianza de los niños ante situaciones de riesgo.
Como adultos, es necesario un balance. Un adulto sin suficiente autoridad o con poca estructura genera confusión, poca claridad de en los límites para el pequeño. Esto genera niños y niñas intolerantes a la frustración y poco empáticos.
Por otra parte, un exceso de límites, puede desarrollar inseguridad o temor de vivir experiencias nuevas, actuar en función del estado de ánimo de otras personas, generar predisposición para construir relaciones de codependencia.
Las rabietas y los berrinches se encuentran entre los mayores desafíos de la crianza de los hijos.
Son difíciles de entender, difíciles de prevenir y aún más difíciles de responder de manera efectiva cuando están sucediendo. Y cuando ocurren con frecuencia más allá de la edad en la que se espera que se desarrollen, esos terribles dos años, pueden convertirse en un gran problema para el niño, no solo para los asediados adultos que los soportan.
Mucha gente hace una distinción entre berrinches/rabietas y crisis nerviosas, aunque ninguno es un término clínico. “Rabieta o berrinche” se usa comúnmente para describir arrebatos más leves, durante los cuales un niño aún conserva cierta medida de control sobre su comportamiento. Un punto de referencia que usan muchos padres es que es probable que una rabieta disminuya si nadie le presta atención. Esto se opone a un colapso o crisis, durante el cual un niño pierde el control tan completamente que el comportamiento solo se detiene cuando se agota y/o el padre puede calmarlo.
Ya sean leves o graves, las rabietas son síntomas de que un niño está luchando con emociones que no puede controlar. La ira, por supuesto, es la emoción número 1 que hace que los niños pierdan la cabeza y exploten.
El niño siente que merece o necesita algo que se le niega deliberadamente —la galleta, el videojuego, algo que codicia en la juguetería— y se siente abrumado por su frustración y sentido de injusticia.
Pero la ansiedad es otro gran desencadenante; hace que los niños se asusten, anulando la lógica que le permitiría ver que su ansiedad está fuera de proporción con la situación.
Cuando los niños no desarrollan la regulación emocional como parte del desarrollo normal, las causas son variadas.
Las rabietas y las crisis son como las fiebres: pueden desencadenarse por tantos problemas diferentes que no podemos detenerlos hasta que entendamos qué los desencadena.
A veces, la incapacidad para regular las emociones es el resultado de un problema subyacente. Algunas de las causas comunes de los colapsos frecuentes son:
Ansiedad La ansiedad es un contribuyente importante. Los niños reaccionan de manera exagerada a las situaciones que provocan ansiedad y se entran en crisis cuando están estresados. Los niños que tienen problemas de hipo o hiperactividad no diagnosticados o que han sufrido traumas o negligencia pueden reaccionar de esta manera cuando se enfrentan a una situación incómoda o dolorosa.
Depresión e irritabilidad: La depresión y la irritabilidad también ocurren en un subgrupo de niños que tienen berrinches severos y frecuentes. Un nuevo trastorno llamado trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo, o DMDD, describe a los niños que tienen arrebatos severos con irritabilidad crónica severa en el medio. Los niños que están muy irritables son como el agua a 90 grados, siempre a punto de hervir. Los padres de estos niños siempre están caminando sobre cáscaras de huevo porque responden a cosas muy sutiles, como que la más mínima cosa no les sale bien.
Autismo, los niños en el espectro del autismo también suelen ser propensos a crisis dramáticas. Estos niños tienden a ser rígidos, dependientes de una rutina constante para su comodidad emocional, y cualquier cambio inesperado puede desencadenarlos. Y pueden carecer de las habilidades de lenguaje y comunicación para expresar lo que quieren o necesitan.
Problemas de procesamiento sensorial: los desafíos de procesamiento sensorial, que a menudo se observan en niños y adolescentes autistas, así como en muchos con TDAH, pueden hacer que los niños se sientan abrumados por la estimulación y tengan un cortocircuito en crisis inconsolables.
Cualquiera que sea el desencadenante, la mayoría de los profesionales de la salud mental creen que los niños que tienen arrebatos emocionales frecuentes carecen de ciertas habilidades que les ayudarían a manejar mejor las situaciones que les causan frustración, ansiedad o enojo. Incluyen:
Control de los impulsos
Resolución de problemas
Retrasar la gratificación
Negociar
Comunicar deseos y necesidades a los adultos.
Saber lo que es apropiado o esperado en una situación dada
Auto-calmante
Gran parte de las rabietas que los padres ven como intencionales o manipuladoras son mucho menos voluntarias de lo que creen. Pero eso no quiere decir que no sea un comportamiento aprendido.
Los niños con serios problemas de temperamento no están calculando conscientemente las rabietas, pero pueden haber aprendido, mediante el refuerzo de los adultos, que las rabietas dan resultados.
Si un niño se encuentra con un problema, no sabe cómo manejarlo de otra manera y recurre a las rabietas, es posible que aprenda que, con el tiempo, esto lo ayudará a salirse con la suya. “Se convierte en un círculo vicioso”porque en lugar de perfeccionar y practicar las habilidades de adaptación que los niños normalmente aprenden para resolver problemas en colaboración, estos niños están aprendiendo respuestas de mala adaptación cuando se frustran. Y al continuar practicando esas habilidades, están fortaleciendo estos comportamientos con el tiempo y usándolos en una mayor cantidad de situaciones.
Cualquiera que sea la causa, los médicos enfatizan que en el manejo de los arrebatos, el primer paso es comprender los factores desencadenantes y probar las formas en que se puede cambiar el entorno para reducir la incidencia de los arrebatos. Y cuando se trata de buscar formas de ajustar el entorno de un niño, los padres son primordiales.
El comportamiento de los padres es ajustable, por lo que es la herramienta más poderosa que tenemos para ayudar a los niños pequeños.